ÚLTIMOS GANADORES DE LOS RETOS GENERALES (DEL 30 AL 35 INCLUSIVE)


Con el ánimo de actualizar al máximo posible el contenido de este blog, con respecto a los acontecimientos del foro, estoy recopilando los diversos relatos ganadores en cada categoría. Sé que cada relato merece ser en sí mismo protagonista de una entrada individual, pero no dispongo de tanto tiempo, me temo. En fin, abogo nuevamente a vuestra comprensión. Así pues, aquí os van los relatos dentro de la categoría de Reto General. Del treinta hasta el trigésimo quinto, inclusive.


30º RETO GENERAL, ganadora Esther. Un relato muy romántico..

CARAS DEL SILENCIO, por Esther. 
En la Universidad volvimos a encontrarnos. Perdí tu pista tras la E.S.O y hoy te tenía aquí. Cómo decirte estas palabras que se quedaron dentro de mí. Las noches que te tuve sin tenerte y en las que te imaginé como sirena. Pero tú siempre me lo dejaste claro, con ese: "Somos dos buenos amigos". Tu sonrisa natural, tu actitud despreocupada y tu ignorancia de mis ojos candentes suponían una confirmación de que había una frontera entre nosotros, una frontera que no debía traspasar. No hacía falta que te contara lo que sentía por ti; viendo cómo mirabas a Paquito o cómo coqueteabas con Pedro me bastó. Nunca salí de mi escondite ni te dije cuánto te quiero; verte bien también me hacía feliz, aunque yo no fuera la principal causa de tu bienestar. No quería que nada te perturbara y si lo hacía que fuera para llenarte de vida.
Me coloqué sobre tu cuerpo como un chaleco antibalas, aunque tú no te dieras cuenta y así, aprendí a quererte. Todo esto hasta que te marchaste del colegio.Pero, como venía diciendo la vida a veces vuelve a juntar a las personas y eso, precisamente, nos pasó. Pero, ahora una agria, rancia y mezquina sensación invade todo mi ser y si ya hacía tiempo que estaba muerto, con este último acto lo está un poquito más. Si tú supieras la verdad, me mirarías con otros ojos. 
Recuerdo con precisión cuando él empezó a acercarse a ti. Álvaro era un chico divertido y bien vestido. Tus ojos juntándose con los suyos; miradas esquivas que jugaban, de vez en cuando a encontrarse. Cierto día se te cayó un papel y ésa fue la excusa perfecta para que él empezara a acercarse a ti. La atracción era evidente. Reducción de espacio interpersonal y ojos posándose sobre los otros, cada vez con más descaro. Sonrisas. Tú te atusabas el pelo; en definitiva, esos gestos de coqueteo que conocía tan bien, al igual que el perfume de tu pelo, de flores frescas y perfumadas, o cada mancha minúscula de tus ojos de color azul. Pero, un día descubrí que él no era quien decía ser. Me lo encontré por el centro comercial de las afueras de nuestra ciudad. Lo que me llamó la atención es que él era el tronco, sí, de una chica que se agarraba fervorosamente a él; él era el árbol y ella el koala. Decidí seguirlos con suma discreción. Él la llevó a un bloque de pisos de una zona marginal. En el portal esperaba un hombre. El desconocido le pasó un fajo de billetes, al tiempo que él le entregaba a la chica. Ella pareció forcejear, pero fue en vano. No sé por qué no hice nada: era tan alucinante lo que acababa de ver... y los pensamientos que trataban de darle explicación. Durante mucho tiempo, me pregunté si el loco era yo. Cada día, nadaba en tus ilusiones, tan lejos y tan cerca tuyo... viendo cómo cada vez era menos la distancia que se interponía entre vosotros y observándole, por otro lado, con otras chicas, pero callaba; sólo quería verte feliz. Hasta que lo hice: manipulé los frenos de su coche. Todos creyeron que fue un accidente. Podría haber llamado a la policía, pero fiarme de la justicia es un lujo que no me puedo permitir. Lo hice por ti, vida mía, porque jamás podría permitir que te hicieran daño, aun a costa de mi propia condena.

31º ganador del Reto General. No hubo más que un participante, y aunque por norma se hubiera declarado desierta tal convocatoria, por respeto hacia su esfuerzo no se hizo así.

PÁJARO DE CUENTO, por Víctor González
Llevaba meses detrás de aquella cita. Mi entrevistada, una anciana espía perteneciente a los Servicios Secretos Británicos, que había accedido a que nos viéramos a cambio de un par de fotos de Marlene Dietrich, en la taberna de Chicote antes de volver a Los Ángeles en 1948. Con un poco de suerte, su conocimiento de la berlinesa me daría para completar un artículo que desde hacia tiempo no era capaz de redondear acerca de un amante que la actriz tuvo en Madrid, aunque confesaré que sus años en la India me interesaban más..,
Me hizo viajar para el encuentro hasta su chalet de Puerto Banús, y tras llamar al videoportero, un jardín espléndido se abrió ante mi a derecha e izquierda del paseo que conducía hasta la entrada de la casa. 
Me recibió una doncella pecosa y joven, con acento marcadamente inglés, que me ofreció té o whisky, y pasar a un saloncito de enormes ventanales, desde el que se veían jazmines y damas de noche tupiendo un muro alto y encalado. Opté por el whisky esperanzado por estar en una casa de la Gran Bretaña, y al salir la doncella con la bebida y rogarme que esperara un poco, escuché a mi espalda.
-¿Cómo te llamas?
La voz un tanto chillona me sobresaltó un poco. Me volví y mi sorpresa se tornó en sonrisa burlona de mí mismo. Un guacamayo azul y amarillo se balanceaba en una percha circular.
-¿Qué cómo te llamas?
Aún no me había llevado el vaso a los labios y el loro repitió en tono impertinente.
-¿Cómo te llamas?
-Cristobal Colón -Respondí mecánicamente.
-Si, y yo Mafalda no te jode.
Busqué por los rincones con la mirada, esperando encontrar el origen de una broma. Tal vez una cámara oculta. Aparadores y mesitas bajas llenas de fotos de la Dietrich no eran lugar para ocultar cámaras.
-¿Nunca has oído hablar a un pájaro?
No cabía ninguna duda, era el loro el que me preguntaba. Había leído alguna vez sobre la extraordinaria habilidad de estos animales para imitar sonidos, pero de su capacidad para simular conversaciones inteligentes ni una palabra.
-Y tú, ¿cómo te llamas?
Estaba preguntándole a un loro, la tarde pintaba mucho más interesante de lo que yo nunca hubiera imaginado.
-Me llamo Robert, soy la mascota de Miss Teresa y su Jefe de Prensa.
No pude evitar soltar una sonora carcajada. Prosiguió.
-A poco listo que seas, y los periodistas no tenéis un pelo de tontos, habrás observado que aquí sólo hay fotos de Marlene. La jefa estuvo enamorada de ella alguna vez. Dicen que fueron pareja en Madrid a finales de los cuarenta cuando tras la muerte de Gandhi, el gobierno de su Majestad la hizo volver a España para quitarla de en medio. Allí conoció a la actriz y por esas extrañas cosas de la vida, se hicieron pareja en secreto. Bueno de eso yo no puedo hablar más que de oídas, aunque los guacamayos podemos vivir bastantes años yo entonces no era ni huevo. A los de la Paramount no les gustaban un pelo estas cosas, y a Billy Wilder menos.
No había duda, el loro era mi verdadero artículo y no la vieja.
-Fueron tiempos difíciles para este pueblo que tan maltrecho había salido de su guerra, aunque a decir verdad, el dinero de los americanos inundándolo todo no había hecho tampoco el milagro aún en Europa. Miss Teresa tenía orden de pasar desapercibida y codearse de paso con la gente de bien de la capital. Muy pocos lugares había en aquel Madrid famélico, en los que una diplomática silenciada pudiera moverse, claro está, además de en la Embajada, en la que tenía orden de entrar por una puerta de servicio. Todo por motivos de seguridad. Siempre la seguridad.
Se conocieron en el local de Chicote, junto a la Gran Vía. Marlene acostumbraba a llevar vestidos negros con escotes de vértigo por delante y por detrás. Miss teresa tomaba Evan Williams con hielo, lleva haciéndolo sesenta y cinco años, y parece que eso atrajo a la cantante, eso y sus ojos azules, y su melena pelirroja. En fin, que se liaron y repitieron por lo que parece.
Hay por ahí un periodista que dicen que quiere sacar un artículo sobre aquel tiempo de la alemana en Madrid. La jefa tiene miedo de que se llegue a conocer lo suyo y se airee. Por tal motivo está haciéndose de cuantas fotos de entonces puede. Estoy seguro que te contará de lo de Gandhi cosas bien jugosas, a cambio de las fotos que traes. Ella sabe quien estaba detrás de Nathuran Godse realmente. Había muchos intereses para terminar con aquel buen hombre.
La doncella abrió el batiente de roble de una puerta doble y sonriente apareció Miss Teresa. Entró despacio apoyándose en un elegante bastón con empuñadura y engastes en plata. se acerco y me tendió su mano.
-Miss Teresa, estoy encantado de conocerla, soy Germán Salazar. Gracias por aceptar que la visitara.
-Hello Germán. Siéntese aquí y hablemos. Y tú Robert ni una palabra, que ya nos conocemos.
-Como mande jefa.
Extraje las fotos del sobre y antes de entregárselas, mire por última vez las imágenes. Frente a la cámara Marlene, con abrigo largo en la primera y en efecto, con un vestido negro descubierto por los hombros en la segunda. Por detrás de ella sentada frente a la barra con una vaso en la mano y unos maravillosos ojos claros, una joven que sonríe levemente. Sin duda los mismos ojos que me miran ahora intrigados. 
-Te lo dije -canturreó el loro.

32º reto general. Nuevamente se declaró vencedor a Víctor, aunque empatado con Cittainvisibili.
666 palabras sobre la indolencia, por Víctor González.

Llevo todo el fin de semana sin salir de la cama. Creo que me lo merezco como la que más. He mirado en el portátil el saldo, y sí, nunca lo hubiera imaginado pero 1132,15 € han caído del cielo del INEM. Durante los seis primeros meses cobraré la misma cantidad, y luego, y hasta completar catorce un poco menos, no sé cuanto. Creo que a mis cuarenta y uno, ya me tocaba. He pasado todo el sábado leyendo bajo el edredón nórdico. Sin noticias de Gurb, La elegancia del erizo y el último tomo de las Cincuenta sombras de Grey, éste desde casi ya anochecido. Una lata de sardinas cuyo aceite se ha derramado un poco sobre la almohada ha sido mi cena. Han dado paso al sueño el imaginar a Christian Grey, mis dedos untados de aceite de las sardinas, y una extraña sensación de soledad antes de caer exhausta en los brazos de Morfeo.
El domingo ha comenzado después de las doce. No soy mucho de ver la televisión pero, he encendido la del cuarto para embobarme con las carreras de motos. Conduzco una desde los veinte y es de los pocos instantes en los que me siento realmente libre. He tapado con los otros dos libros el de Grey. Hoy no estoy por la erótica, ni por asumir que sigo en la cama sola.
Lorenzo ha ganado como siempre, Pedrosa ha quedado tercero como suele ser habitual, y Rossi -qué pena de hombre mal aprovechado- sexto. Me hubiera casado con Valentino mil veces, o lo hubiera adoptado, o que sé yo. Eh niña, te estás poniendo empalagosa, corta y pon la peli de la tres. Niñera con cara de buena, intenta matar a esposa y quedarse con el galán.
Tengo el móvil apagado adrede. No quiero llamadas, ni mensajes, ni wassaps. Este fin de semana quiero pasarlo tirada como una perra, indolente a todo. ¿También a mí?
Uf, me estoy empezando a agobiar. Mi pijama rosa lleno de pelotillas huele un poco a zorruno. Ni me he duchado desde el viernes, qué fuerte.
Una idea comienza a tomar forma en mi cabeza. Lo primero, una ducha con lavado de cabeza y todo: body milk, espuma, perfume. Ropita informal, cazadora de piel y Lupe, mi Custom. No tengo demasiado claro a donde ir pero creo que hay una dirección que no fallará, la casa de mi madre. 
Siempre me ha repetido que al morir mi padre teniendo yo catorce años, le pareció que la vida sin un padre sería para mí muy difícil, y por eso, antes de dos años ya se había casado con Roberto. En mal momento me he ido a acordar de mi padre, justo cuando me estoy echando el rimel este nuevo de los chinos. Churretes negros que marcan mis mejillas, desde la cabeza y en dirección al corazón me hacen comenzar de nuevo con una toallita desmaquilladora para poner orden. Nunca fui capaz de decirle a mi madre que no necesitaba otro padre. Tal vez ella necesitara un marido, se lo puedo disculpar sin miramientos, un hombre en su cama y en su cuenta corriente. Aún era joven. Cuando somos adolescentes vivimos una suerte de indolencia extraña. Nos alejamos de nuestra familia tanto, que creemos haber perdido todo rasgo de afecto por ellos. Cualquier amigo, -a mí me ocurrió con Irene y con Inma-, se convierten en nuestro faro. Nos sentimos atraidos por ellos, -luego llegó Juanma a mi vida-, y nada pareció volver a interesarne. Me parecía tan evidente que Roberto era un error en su existencia , pero tuvieron que transcurrir otros doce años hasta que se dio cuenta de ello. Siempre me sentí responsable de silencio en alguna medida de su fracaso, y creo que no me lo he perdonado del todo.
Bueno guapita, has quedado como un pincel. Corre a ver a mami. Mañana se ira a Benidorm y ya sabes que se puede pasar allí un par de meses. Ella sí que vive.

NADA, por Cittainvisibili 

"Pues sencillamente no espero nada, lo cual es la mejor manera 
de estar preparado para lo que sea"

El bebé sigue llorando. Le dije a Martina que hiciese algo y me dice que tiene hambre. Martina es mi vecina, tiene unos quince años. Vive con su mamá y su hijo en el departamento de junto desde hace cerca de tres meses. La madre trabaja doble turno y Martina se queda sola con su niño. Pobrecillo lo que llora ese crío. 
Los alquileres aquí son baratos, por eso no me mudo.
Le di hace un rato una par de batatas para que le haga un puré. Me agradeció pero el nene sigue llorando.
Parece que se calmo. ¡Por fin silencio!
El silencio es imprescindible para mí porque me permite pensar, y pensar es el primer y màs importante paso para lograr lo que sea. Lo que sea. Bien me lo dijo mi padre. Pensar es lo principal.
Pero pensar por pensar, no. Pensar para estar preparado, preparado. Bien lo sabe cualquiera que haya vivido un poco: que la vida está llena de imprevistos. No es cuestión de que nos encuentre a mitad de la nada sin una idea sobre qué hacer.
Es por eso que me dedico a pensar.            
¿Que de qué trabajo? En realidad estoy, lo que se dice, desempleado, y vivo de mis ahorros mientras me preparo para el futuro. Porque hay que prepararse para el futuro ¿cierto?
Celeste no me entiende, cree que me he descuidado, que ya no me importa nada. Es por eso que hace meses que no me visita ni contesta mis mensajes. Ella cree que soy un vago, un holgazán. Lo dice porque no entiende.
No entiende que me estoy preparando.
No me miren así. Sé que no me he afeitado en días y bueno, mi ropa... Pero no puedo prepararme para el futuro y a la vez atender a esas cuestiones cotidianas. Lavar la ropa o los pisos son menudencias cuando hablamos del destino y no afectarán en nada mi mañana. Porque no hay relación entre lo que hacemos y lo que nos sucede. Ninguna.
Lo que sucede es que ya no creo en eso de que uno construye su futuro. No me parece posible que el destino sea algo que cada uno vaya armando. Hay fuerzas superiores que nos guían y determinan a quién le irá bien y a quién, mal. Sólo hay que estar preparado. De un momento a otro llega una oportunidad y no hay que dejarla ir. Es ahí donde lo importante sucede. Y esa oportunidad va a llegarme, porque bien sé que volveré a ser uno de ustedes, con mi departamento céntrico y mi trabajo fijo, mi novia y mis sábados de películas. Lo sé porque es imposible que mi vida sea esto: un devenir constante, una nada que se prolonga hasta el infinito.
¿Son de esos que creen que debería tomar cartas en el asunto y salir a buscar mi futuro? ¿Así, sin garantías? ¿Qué dedique mis días a qué? ¿A golpear puertas? ¿A patear la calle? ¿Y por qué lo haría si nada de lo que anteriormente hice en mi vida me llevó a donde quería estar? Ahora ya no me queda nada. Ni ganas, ni fuerzas, ni futuro. Gasté todo lo que soy creyendo en esas tontas frases que intentan ilusionar a los incautos. Pero ya no más. Ahora sé la verdad: no se puede pelear contra lo que ya está escrito. Sólo resta estar preparado, mentalmente preparado, y esperar a que llegue el momento.  
Yo lo estaré. Ya lo verán. Todo esto tendrá sentido a su momento. Cuando menos lo esperen seré uno de ustedes, uno más.
Escucho golpear la puerta. Ha de ser Martina de nuevo porque el bebé ha vuelto a llorar. Disculpen que los deje pero debo atender. Con permiso.

____________________________________________

33º reto general. Nadie más, salvo, Víctor, se atrevió con este reto. ¿Será que en el fondo no somos pequeños pecadores ninguno?

Más allá del límite, por Víctor.

Contemplo su cuerpo desnudo en el espejo complacida, era la reina no cabía duda. Brazos y piernas bien torneadas, acabadas en pies menudos y manos largas con uñas esculpidas de modo discreto. Su pecho generoso, bien alto redondo y turgente mostraba coronando, unos pezones de alto relieve maravilloso y fresa. Piel tersa y trigueña redondeaba su vientre, que moría dulcemente en la playa de un pubis rasurado milimétricamente. Se acercó más al espejo y escrutó sus ojos verdes, casi transparentes, enmarcando su forma almendrada por unas cejas de carácter suave. En el óvalo del rostro destacaban sus labios carnosos y sensuales que llevaban la imaginación de los hombres al delirio. Se sonrió hasta mostrar sus dientes blancos y perfectos y le sacó al vidrio la lengua con picardía.
La reina Gala de edad indefinida, presumía en algunos salones de no superar los cinco lustros. Alguna vez incluso, para fascinar a sus visitantes coqueteaba con tener hecho un pacto con el mismo diablo, por mantener eterna su lozanía.
Esperó la llegada de la visita de la tarde, en la camareta previa a su alcoba. Una doncella diminuta le había servido un sorbete de té verde jazmín y menta. Aliento fresco y cabeza clara eran condiciones necesarias para ejercer.En el centro de la mesa una bandeja con licores traídos de todos los rincones del planeta, hacía el deleite de los hombres, a los que tantas veces despachaba humildes y borrachos, con el trato finalizado apenas antes de empezar.
El visitante llamó de manera apenas perceptible y tras franquear el umbral, se quedo apoyado en la puerta por dentro. 
-Acércate, no te quedes ahí.
Su voz imperativa y dulce comenzaba así como tantas veces el ritual del hechizo.
Era muy joven, apenas veinte años. Desmirriado e imberbe y de cabello cobrizo y alborotado en incontables rizos que caían sobre su frente, tenía sin embargo una mirada profunda y azul que sobre su rostro de tez muy clara proponían un joven dulce y sagaz.
La reina le escrutó curiosa y con un gesto de la mano repitió la invitación hacia el sofá de terciopelo rojo mientras cruzaba las piernas de manera seductora para continuar con el ritual.
-Toma asiento a mi lado por favor. Por tu cara de fascinación parece que estuvieras frente a la más bella de todas las mujeres. Muchas veces me pregunto si no será así en realidad.
-Quisiera veros desnuda -Dijo el joven con una voz tan profunda que la reina Gala se sorprendió- Soy pintor de la corte y me inspiro en los más bellos cuerpos para pintar las mayores bellezas.
Ahora era él quien escrutaba divertido la reacción de la reina que por un momento titubeo. 
-Hablemos de tu propuesta. ¿Quieres un licor mientras tanto?
-Claro ¿Por qué no?
-¿Qué ganaría yo con esto?
-Tener vuestro cuerpo expuesto en los mejores salones de Europa. Nadie sabrá que sois la reina Gala, cambiaré los rasgos de vuestra cara.
-Bien, y si acepto como procederíamos.
-Pasaremos a la alcoba, os tenderéis en la cama y yo tomaré apuntes desde diferentes perspectivas.
-Pero no traes materiales.
-No importa, hoy sólo veré si pasáis el primer examen.
-No seas insolente conmigo, de sobra sabes que no hay otra como yo. Estás jugando con fuego.
-Vos también reina ¿Aceptáis el juego?
La reina Gala se levantó al instante y casi a la carrera entró el dormitorio dejando atrás el vestido. Se arrojó sobre la cama y esperó desnuda la llegada del pintor.
-Realmente bella -dijo él al llegar junto al lecho,- creo que haremos un gran trabajo.
Desde diferentes distancias y lugares observó aquel cuerpo que complacido posaba seductor. Buscó encuadres, contraluces y reflejos, brillos y formas voluptuosas. Por fin se sentó en el borde de la cama y acarició con el dorso de la mano y muy tenuemente el cuello de la reina. Bajó entonces la mano hasta el pecho que comenzaba a subir y bajar violentamente.
-Poneos boca abajo -pidió.
Ella se giro hasta mostrar su espalda recta que tomaba forma en sus nalgas esféricas. 
-Alzaos un poco mi reina.
Ella elevo sus caderas apenas un palmo y las balanceó lentamente, a un lado y al otro. Se sintió entonces poseída de una forma brutal, plena como nunca y victoriosa en su propósito. Notaba las manos del joven sobre sus hombros, suaves y cálidas al principio, duras y rasposas a continuación. Volvió su cara al borde del éxtasis y por un momento perdió el aliento. Sobre ella un inmenso macho cabrio gemía como lo que era, una bestia.
-¿Eres un incubo? -acertó a preguntar.
-Lo soy reina. Ahora podrás presumir de verdad de tu pacto con el diablo. Serás la más bella del burdel por muchos años. Eternamente joven Tu soberbia cobrará ahora verdadero sentido. También tu lujuria. no olvidarás este día mientras vivas. 
-¿Querrás el alma a cambio verdad mi señor?
-Ya tengo tu alma reina. Me darás algo mucho más valioso en pago. Me darás un hijo.
La reina se entregó por entero al macho y a un placer desconocido y extraordinario, aquella tarde y otras muchas después. Su cuerpo presidiría para envidia de las damas y solaz de los varones,todos los salones de una Europa decadente, perezosa y enferma de codicia, y los gusanos aguardarian con gula casi un siglo su festín que al fin llegó.

_____________________________________________________________________

34º reto general. Se saldó con un doble empate, mediando cierta polémica previa por las arbitrariedad de las bases según en qué casos. Por coherencia con la persona más perjudicada, que optó por retirar su texto, no colgaré mi relato, aunque sí el de Víctor. Dado que yo misma, tampoco comprendí esa flexibilidad para dar una segunda oportunidad a un participante y a otro no.

EL ÚLTIMO HÉROE DEL EBRO, por Víctor González

Barna 23 de abril 2012

Detrás de mi oficio de limpiadora con el que malvivo en las calles de la Barcelona del 92, hay una mujer resuelta y amante de contar escribiendo.
Hoy han traído a las oficinas del Memorial Democrátic de la calle Tapinería, las pertenencias de un cadáver. Se trata de un miliciano "El último héroe de la Batalla del Ebro" así rezaba un titular de El País del día 21.Parece que lo han encontrado en una trinchera de la Guerra Civil en La Fatarella (Terra Alta).
Según las investigaciones, resulta que era un catalán joven, de no más de treinta, clase media alta y cultura amplia.
Entre sus cosas hay una carta manuscrita que nuca se llegó a echar al correo y que esta limpiadora, plumero en mano por supuesto, se ha atrevido a leer durante mi turno de las diez de la noche. Sola y emocionada, puedo aportar con su transcripción algúnos detalle más de los que nunca se hablará, pero que a mí me han conmovido.
La carta dice así.



Raimats 15 de noviembre de 1938


Querida Marieta.
No sé como tengo el valor de escribirte a la luz de este cabo de vela diminuto, y tirado en el fondo de la trinchera. Ayer vimos a la parca tan cercana, que aún resuenan en mis oídos las explosiones de las granadas. Huele a sangre y hay cuerpos mutilados por todas las partes. Los insurrectos vienen dispuestos a ganar la posición a cualquier precio. En ocasiones hasta nos devolvemos las granadas los unos a los otros antes de que todo salte por los aires. Te aseguro que esto es la mayor locura nunca vivida. Casi la mitad de mis compañeros han caído, y entre el enemigo las bajas no andarán muy lejos, eso sí, son muchos más. Hay dos o tres de ellos por cada uno de nosotros. Además, ya te lo he dicho, vienen a por todas. En cualquiera de los frentes se ha venido cambiando tabaco por las noches, y hasta hemos compartido alguna botella de Somontano, pero estos son carniceros, sólo quieren aniquilarnos como sea sin tregua ni piedad, y dudo mucho que podamos resistir por más tiempo.
Es por esto que tengo la necesidad de escribirte en esta noche de frío helador. Tal vez la carta nunca llegue hasta tus manos pero escribiendo, es casi como si estuviera hablándote al oído.
Recordar tu olor a Agua de Lavanda, tus ojos azules de cielo de los que pintaba Corot, me hacen menos doloroso todo este desastre. 
Creo Marieta que esta guerra está perdida. Hemos luchado con fiereza en defensa de la República pero, faltan medios y organización. Estamos peleando con tirachinas, contra un ejército con buenas tácticas militares, con armamento nuevo y reluciente, e incluso con el apoyo de alemanes y de italianos.
Seguramente no llegaré a ser notario, ni a traer las máquinas belgas de hilatura a la fábrica. No podremos tener los hijos que nos habíamos prometido y los nombres no mencionados quedarán en el olvido. Ni siquiera creo que podamos llegar a casarnos, acaso ni a vernos ya nunca.
La cabeza de mi madre se volvió blanca de canas en apenas dos meses tras estallar la guerra. La muerte de mi hermano Joan y la pulmonía de papá, si no han acabado ya con ella, lo harán pronto. Creo que escapar con vida de esta ratonera va a ser difícil, un milagro y ya sabes que yo no soy creyente. Quizás sea yo el que le de la puntilla a la gran Carme, y de no volver, quiero pedirte que busques otro hombre. Prométeme que harás todo lo posible por ser feliz, así lo mereces y así lo deseo yo.
Empieza a clarear. Escribir me ha hecho bien te lo aseguro. Comienza un nuevo día, tal vez el definitivo. Defenderé a los míos hasta el último aliento de vida que tenga. Son como mi familia, y yo la suya. Sólo nos tenemos los unos los otros frente al fascismo.
Por si acaso, libero tu corazón de las promesas hechas, aunque tú siempre estarás en el mío pase lo que pase.
Os quiero mucho a todos.
Viva la república.
Xavi.


He doblado la carta con mimo y la he dejado en una caja etiquetada junto con el resto de las cosas del miliciano. Voy a pasar la mopa y a vaciar las papeleras por lo menos. Mañana será otro día y como sea, tengo que encontrar a Marieta, se lo debo por mi indiscreción. ¡Ah! y compraré en La Diagonal una bandera republicana, quizás para ella si la encuentro, quizás para poner en mi vida algo que estaba lejos por desconocido.

________________________________________________________

35º reto general. Sólo dos participantes. Y por supuesto, ambos merecen estar aquí con sus textos. Quevediano y Víctor González.

A PUNTO DE ENTREGAR LA CUCHARA, por Quevediano.

-¡Que no estoy llorando joder¡ ya te he dicho que no ¡A que te pego una ostia!
-No te enfades hombre, no pasa nada yo también me he emocionado, era mi abuelo.
-Vamos a seguir buscando, a ver que hay por aquí, una bayoneta, un libro…
-¿Un libro? parece su diario déjame verlo.
-Ábrelo por una hoja cualquiera tenemos toda la tarde. 


Ayer escapé de milagro, los tres figuras de Facundo, Joaquín y Arsenio no tuvieron otra idea que la de ir hasta un avión que derribado en el páramo frente a la trinchera para rebuscar, por si había dentro algo de valor. La gente se aburre y entre combate y combate la mejor manera de pasar el tiempo es hacer locuras. Pero esta nos ha costado cara. Nada más salir de la trinchera les dije que volviéramos que no me daba buena espina pero ellos cabezones como eran, que si quieres arroz Catalina.
 El avión una “Pava” hija de puta de las que tiran bombas sin miramiento sobre la pobre gente indefensa. Entramos en la panza por un agujero pero nada ya habían entrado y arramblado con todo, basura, latas vacías y casquillos por todos lados, un facha muerto al que no nos atrevimos a tocar por si estallaba y poco más.
Justo cuando íbamos a salir al facundo no se le ocurre otra que subir a lo alto del avión para ver la otra trinchera y no tardó tres segundos en bajar, muerto. Seguro que lo descerebró un tirador alemán que tienen esos rifles Suecos que te quitan el cigarro a quinientos metros. Corrimos al tiempo que escuchamos lejanas voces y empezaron a rebotar las balas por nuestro alrededor, menos mal que al no haber luna no me acertaron.
Joaquin y Arsenio ya duermen el sueño de los quietos, escuché como caían pero no me detuve, Joaquin que apenas estaba dos metros detrás mío cayó fulminado. El “Tap”que hace una bala al entrar en el cuerpo de un hombre es un ruido particular, se oye desde lejos y lo he escuchado muchas veces. Pero las tres que ayer alcanzaron a mi amigo las tengo metidas en la cabeza y no me las puedo sacar por más que lo intento. Al menos no sufrió. De Arsenio no sé nada pero me lo imagino, también muerto, solo espero que fuera rápido y no esté ahora mismo ahí fuera desangrándose, pelándose de frío sufriendo una larga y lenta agonía. Cuando salté a la trinchera casi me pegan un tiro mis propios compañeros, el Capitán me quería matar el mismo con su pistola pero fue solo el arrebato. Me abrazó como si fuera un amigo de toda la vida y me dio el pésame por mis dos compañeros caídos.
Como cambia la guerra a la gente, ese capitán era un hideputa hace cuatro meses cuando llegó y ahora sufre con cada baja como si le arrancaran un hijo. Un par de veces se ha emborrachado con nosotros y nos ha contado que está casado y que tiene una hija de 18 años muy guapa aunque no se ha atrevido a enseñarnos la foto.
Ahora los odio todavía más, quiero acabar con ellos matarlos a todos. Espero que tengas la escopeta cargada detrás de la puerta como te dije  y que si llega el caso la cojas y no tengas miedo en gastarla. Haz como te enseñé apunta a la barriga y dispara, no falles.


-Vaya hombre ahora se apaga el candil, espera voy a bajar a por una linterna.
-Ten cuidado no te arrees un castañazo con la viga de la escalera.

ESCRITO EN LA CARNE, por Víctor González.

Por megafonía se escucha en español, inglés e italiano "Esperando autorización para despegue en cabecera de pista". Ese momento previo al espectáculo del despegue me colma con el placer del miedo. La pamela de mi vecina de gafas de sol gigantes, apenas me permite ver por la ventanilla del avión la rotonda extraordinaria en la que esperamos detrás de un 272. Estiro mi cuello para no perderme nada y ella que lo percibe, se quita la pamela y la pone sobre las rodillas. Me distrae su melena rizada y brillante hasta que la aceleración de las turbinas me devuelve al despegue.
La campanita que permite desabrochar los cinturones debe haber sonado a unos diez mil pies. Suelto la hebilla del mio y saco de la bolsa de FNAC El Acero, de Silvia Avallone.
Mi compañera de asiento parece interesada en lo que hago. Quizás echa en falta un libro para el viaje. Ahora cuando pase la azafata ofreciendo prensa podrá pedir algo. Casi me está incomodando. Me gusta comenzar siempre por la biografía del autor que suele figurar en la solapa del libro: Italiana de menos de treinta con un montón de premios y amadrinada por Alfaguara. Sin duda está frente a la carrera del éxito literario. Ya me gustaría a mí.
Noto incómoda a mi vecina. Tal vez se arrepienta de no haber guardado la pamela en el compartimento de cabina. Pregunto amablemente.
-¿Quiere que ponga su sombreo arriba?
-Si por favor- me responde con acento extranjero que no identifico bien.
Mientras me alarga la pamela me fijo en el tatuaje arriba de su brazo izquierdo, casi en el hombro. Una vez resuelto el trámite cojo el libro del asiento y me dispongo a acomodar mi cuerpo para por fin comenzar a leer. Desde la contraportada la autora me mira invitándome a arrancar con el libro. Desde el asiento contiguo mi vecina me mira invitándome a que lo empiece. Miro la foto de nuevo y la miro a ella. Cada cierto número de años ocurre un hecho afortunado en mi vida, y quizás el del último lustro sea éste. Voy sentado junto a Silvia Avallone.

Marina, ese amor que tengo por representante quería evitarme este viaje. De ser un hombre ya le habría pedido matrimonio. -Te mando los contratos y el proyecto del encargo -me dijo, -así no tienes que ir a España si no quieres, -pero yo quería. La gente de Alfaguara siempre ha sido muy amable conmigo y además, Madrid es una ciudad que me encanta.
El proyecto de la novela me ha enganchado: Hombre joven y apuesto, que se marcha de su país a buscar trabajo y descubre todo un mundo bien diferente fuera. Una pasión, una trama policial, y un proyecto inasequible en otro tiempo, darán a su vida un enfoque trepidante y lleno de esperanza. Creo que es un reto nuevo y maravilloso el que me proponen.
Por mengafonía escucho. "Esperando autorización para despegue en cabecera de pista, Waiting for authorization for takeoff in track haeder. Primo in pista in attesa di decollo". Estos de Alitalia son siempre tan cumplidos. Parece que mi vecino quiere curiosear algo por la ventanilla. Voy a quitarme la pamela para que se acerque un poco más, huele tan bien. Adoro los perfumes de Paco Rabanne, y el que lleva, Ultraviolet, más.
Mi compañero de asiento acaba de sacar de una bolsa de plástico mi libro, De Acero. Mira que hay pasajeros y publicaciones. Me siento una autora con suerte, volando hacia Roma y con un lector guapo a mi lado. Creo que me ha reconocido por la cara de sorpresa con que me mira. Allá vas ragazza pazza di cuore selvaggio.
-Claro que sí, soy la autora de tu libro.
-He mirado tu foto pero no estaba seguro. Aún no he empezado a leerlo. Lo llevo junto con otros más para los próximos meses. Estaré en Roma un tiempo.
-¿Cuánto?
-No lo sé. Voy a buscar trabajo. Depende. Tienes dos horas para dedicarme el libro si eres tan amable.
-Creo que voy a hacer algo mejor. Voy a compartir contigo el primer capítulo.
-Prefiero leerla. Con que me lo dediques será suficiente. Eres muy amable pero...
-No me refiero a ésta, hablo de la siguiente novela.











0 hablaron:

Publicar un comentario

¡Bienvenido! Cuéntanos si este sitio te ha hecho soñar o llorar. ¿Te ha gustado lo que has leído? ¿Nos cuentas tus sensaciones? Gracias.

...