EMPATE EN EL 21º RETO GENERAL

A menudo se repite esta situación de empate entre los relatos o poemas participantes en un reto y sí es una alegría tremenda ser uno de los ganadores, pero a mí en particular me satisface mucho más ver que la fórmula no decae y que es atractiva para todos los miembros del foro. Animaos, por tanto a participar activamente en el sitio, bien mediante relatos creados a propósito para cada reto o bien votando y opinando al respecto sobre los de los demás participantes. 

Por el momento aquí os dejo los tres relatos participantes en esta convocatoria. Como veréis cualquiera pudo haber ganado, puesto que el de Maat es tan bueno como el de Víctor o el mío.



CASO MALDONADO (escrito por Víctor)
Empatado en el primer puesto.


El cambio de hora pareció haber traído el frío con la anticipación de la noche. Rober abandonó la Jefatura pasadas las 6,05 am. subiéndose los cuellos del chaquetón. El primer convoy del metro no enfilaría la estación hasta casi las seis y cuarto, por lo que en cinco minutos vería sin mucho interés los titulares de ése microperiódico antes de adormecerse rumbo a casa en el vagón.
El andén estaba desierto a esas horas. A su lado vino a sentarse una mujer que con un sonido casi gutural le saludó.
-Buenos días- murmuró él entre dientes en respuesta y atento al gesto de pasar la página.
Fue el inconfundible olor de la sangre lo que alerto a Rober. A su lado, la mujer joven y rubia de bote, permanecía con los ojos cerrados y la cabeza apoyada sobre la pared. Las manos recogidas sobre el vientre, y de entre sus dedos, el alarmante rojo que aumentaba la mancha del blusón ibicenco. 
Desenfundó el móvil con la misma soltura con la que lo habría hecho con su Veretta, y marcó el 112, mientras ayudaba a la chica a tumbarse sobre el banco de acero, en la postura de seguridad sobre el lado izquierdo.
-Señorita, soy el comisario Francisco Sonseca, nº de placa 12.115. Mande una UVI al andén del metro de la estacíón de Blas Infante. Hay una mujer herida. Parece un 59 a).
Desde el centro de llamadas la voz repetía los datos para verificarlo todo, pero la atención del comisario estaba repartida entre la sangre que teñía el banco, y buscar en el bolso marrón de piel vuelta la documentación de la chica.
Ni rastro de documentación. Un pintalabios, unas llaves, un paquete de pañuelos de papel y un móvil. Sacó todos los pañuelos del paquete y los puso entre las manos de la chica y si vientre, a modo de tapón. Para saber el número de teléfono y buscar a través de él la filiación de su propietaria, marcó el número suyo y espero a que este sonara sobre su otra mano. Su sorpresa fue mayúscula, al ver en la pantalla del Nokia de carcasa rosa, C. Sonseca, momento en el que llegaron los del 112 hasta el andén, y corriendo se acercaron hasta ellos.
En menos de 30 segundos, tenían una vía cogida, y un bote de expansor de plasma nutriendo la goma del sistema. 
De camino a la ambulancia escaleras arriba, el bolso de ella en las manos de Fran, hizo una llamada a la comisaria explicándole a los compañeros lo que había sucedido, y que en un rato volvería por allí para rellenar el informe de atestado. 
Se sentó al lado del conductor y arrancaron a toda velocidad hacia el Clínico. A esa hora no más de cinco minutos.
Por el camino se acordó de Julia. Había quedado con ella en el Washington Irving de Granada, para pasar el puente de los santos. No se soportaban como pareja, pero dos o tres días de sexo y romanticismo, era un regalo que se solían hacer de vez en cuando.
Ya en la sala de espera, vio pasar a uno de los médicos al que abordó con cuatro zancadas.
-¿Como está la chica doctor?
-Estabilizada de momento. Ha perdido mucha sangre.
-¿Ha dicho algo por el camino?
-Sólo hemos entendido Maldonado.
Mientras el hombre se alejaba hacia la salida, Fran confundido, se preguntó qué pintaba el nombre de su jefe en todo esto.
Sacó el móvil y escribió un sms.
"Tengo que suspender lo de Granada, ha surgido algo muy gordo. Luego te llamo"

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Noche otoñal en el París de los 30 (escrito por Maat)
Segundo puesto en este reto.

Caminó resguardada bajo el paraguas en aquella noche otoñal. Las hojas de los árboles se amontonaban en las aceras de la calle. Llegó al club en el que se había citado con Aimé, el investigador que llevaba el caso la muerte de Alexandre. Habían sido compañeros y amigos y, aunque la investigación no fuera oficial, informaba a Adèle de cada nueva pista que pudiera haber encontrado.
Abrió la puerta del local y buscó a aquel hombre entre el humo y la multitud que se resguardaba del mal tiempo. Lo vio sentado en una mesa oscura del fondo. Avanzó con paso firme, mientras escuchaba en el hilo musical el reciente éxito de Josephine Baker, “Mon Paris”. 
- Bonne nuit, ma chérie- saludó, dándola un beso sobre el guante negro de seda que cubría su mano. 
- Bonne nuit, monsier- dijo Adèle, sonriendo zalameramente. 
- ¿Me permites?- preguntó Aimé, indicándola el abrigo.
- Por supuesto- respondió ella, quitándose el abrigo de visón. 
- Me he permitido pedirla un buen cognac, dado que es lo que suele pedir en otras ocasiones- dijo, señalándola el vaso mientras se sentaban. 
- Merci beaucop- agradeció, mientras se quitaba los guantes para coger la copa. El tacto del cristal frío entre sus dedos la gustaba. Apuró un trago propio de un hombre y lo posó.
- He avanzado en la investigación de la trágica muerte de su marido, madame- dijo Aimé, con cierta ansia en la voz.- Yo, que le conocía como si de mi propio hermano se tratara, sé que una enfermedad de corazón siendo tan joven es harto improbable en un historial impoluto y sano de su familia. Fueron muchos los casos que ambos llevamos y he estado repasando en mi diario los cambios que en los últimos meses Alexandre fue experimentando. 
- Oh…- musitó ella, abriendo los ojos con sorpresa, mientras colocaba un cigarrillo en la larga boquilla negra.- ¿Está usted insinuando que, por tanto, la investigación que todos sus compañeros en el cuerpo consideran innecesaria realmente podría arrojar algún resultado significativo?
Él se revolvió en su asiento, con los ojos brillantes como esmeraldas entrecerrados y una media sonrisa en los finos labios. Adèle, con encanto, se quitó un zapato y subió con clase y soltura el pie por la pernera de su pantalón.
- Creo que pudiera haber sido un asesinato- dijo él, con voz entrecortada, mientras se ponía rojo. Era bien sabido por todos el “cariño” que la había tomado y a Adèle la apetecía bien poco hablar. 
- ¿Por qué no vamos a tu casa y me cuentas los detalles de tan trágicas noticias?- preguntó ella, exhalando el humo del cigarrillo en aros.

***

Adèle entró en la habitación con dos cognacs en las manos y solo una minúscula braguita de encaje negro como ropa. Aimé, que esperaba desnudo tapándose con las sábanas en la cama, se incorporó con rapidez y tomó una de las copas.
- Chin chin- dijo ella. Bebieron impacientes todo el líquido de un trago. Ella se subió sobre las caderas de Aimé y se dejó llevar por las manos fuertes de él, su boca cálida y la pasión del momento. 

La luz del sol la despertó por la mañana. París y ella despertaban. Se incorporó en la cama, recogió su ropa, buscó el tabaco y miró el cuerpo de Aimé, tendido sobre la cama.
- Idiota, no deberías haber investigado nada- dijo, dando una larga calada al cigarro.- Podríamos haber vivido una vida maravillosa juntos, amándonos. Qué pena haberte tenido que envenenar a ti también.

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SOMBRAS DE OTOÑO (escrito por Rumpelstinsky)

Empatado en primer puesto con Víctor.

13 de noviembre del 2010

4:00 a.m
Ebrio totalmente le costó reaccionar. Aquello no era un gato como había pensado, sino una muchacha. Vestía como una fulana más de aquella parte de la ciudad. El pelo enmarañado y sucio, cubierto de hojarasca y barro lo mismo podría ser rubio que pelirrojo, porque un charco de sangre empapaba completamente la cabeza de la pobre chica. Corrió espantado hasta la cabina más cercana y con voz temblona habló por teléfono.




12 de noviembre del 2010

22:51



Aquella boquita rosada y sensual parecía incompatible con las rodillas infantiles o el uniforme escolar de quien vagaba todavía por el interior de sus pantalones. Notó de nuevo una fuerte erección. No hicieron falta más señales. La niña de mirada angelical saltó como un muelle y volvió a ejercer de puta resabida. Frotando, acariciando y mordiendo el miembro hinchado, hasta que sacó todo el jugo posible de su interior. Pero en esta ocasión el choque no se limitó al uso de boca y manos. Se sentía pletórico y extenuado. Dios y monstruo. Consciente de que habría un antes y un después de aquel maravilloso encuentro con aquella pequeña furcia rubia que aún se relamía viciosa. Un fuerte dolor en el pecho por apenas unos segundos le asustó, aunque fingió normalidad ante ella.




13 de noviembre del 2010

0:48 
(Comisaría de Fuencarral)


La denunciante, menor de edad, atestigua haber mantenido relaciones sexuales con la víctima de forma voluntaria, minutos antes del suceso. Asevera que era el primer encuentro de este tipo entre ellos. Se muestra trastornada y asustadiza, como cabe esperar. 


La chica pidió al fallecido acercarse hasta una gasolinera para ir al baño. Aparcaron en la parte trasera. Cuando regresó al utilitario, el hombre yacía muerto con un fuerte golpe en el lado izquierdo de la cabeza. La guantera se encontraba abierta y desordenada. Desde la cabina del local se hizo la llamada a los servicios de emergencia. Las cámaras exteriores no grabaron nada, pues llevaban varios días estropeadas.

Dadas las circunstancias tan especiales, tras su declaración, se opta por escoltar a la chica que responde a las siglas de A. R. M., hasta la parada de taxi más cercana (se niega a ser acompañada a su domicilio por una patrulla y firma tal petición).

En cuanto al varón, responde a las siglas de V. P. G., y estaba casado. Estamos tratando de localizar a su esposa para comunicarle la noticia.





13 de noviembre del 2010

03:20 a.m
(Tras bajar del taxi)


“¡Hola, gatita! Ni se te ocurra gritar, si sabes lo que te conviene. ¿Te apetece un paseo por el parque? En otoño está especialmente hermoso. 


Nunca pensé que V., me traicionaría de esta manera. Siempre he sabido que no abandonaría a su mujer, pero compartirlo con mocosas como tú es demasiado. ¿Asustada? No te preocupes, tú, yo y mi verga jugaremos un ratito, aunque no eres precisamente mi tipo… ya me entiendes. Luego ya veré qué hago.”


1 hablaron:

  1. Se necesitan participantes en los temas del foro con ganas de entretener y entretenerse. ¡No dejéis de escribir! Besotes.

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