DOBLE EMPATE EN EL DÉCIMO RETO DE MICRORRELATOS

Aquí pongo, tal y como os había prometido los dos relatos ganadores del décimo reto de microrrelatos (se permitía que fuesen algo más largos de lo habitual). El primero es de Víctor y el segundo de Sara. Espero que los disfruteis.

 
DEL ROJO AL VERDE

Rojo de ira, Gumersindo Cascales abandonó el chiringuito rumbo a su sombrilla, sin paella, sin tinto de verano, y lo que es peor, sin el monederito de piel ennegrecido por el uso en el que guardaba cincuenta euros. La erena abrasaba sus plantas, mientras el tórrido sol hacía de las suyas sobre los hombros.

Gumersindo miraba las huellas de otros pies. Tenía la secreta idea de encontrar en el hueco de una, su dinero.
A pocos metros de su toalla, de lado y en topless, una pelirroja yacía dormitando, y junto a su pecho derecho aparecía tirado su monedero.

Gumersindo paró en seco. Apenas sus ojos pasaron de los pechos de la chica al monedero, levantó la vista. Rojo pero de vergüenza, miró la linea que separaba el mar del cielo. "Ante lo embarazoso de la situación, prefería quedarse sin comer", pensó. 

La chica se volteó un poco hasta quedar casi boca abajo, y Gumersindo vio horrorizado como el monedero quedaba ahora entre ambos pechos.

No podía más. Pies y espalda hirviendo, estómago rugiendo y ojos cegados por el sol. "Si lo hubiera cogido antes".

Entonces ella se incorporó lentamente. Al volverse en dirección al agua, miró al joven sonriente desde unos maravillosos ojos verdes.

-¡Uf, que calor hace!. ¿Vienes a bañarte?-, dijo mientras salía corriendo.
Gumersindo corrió tras ella sin pensarselo dos veces. Eso si. Metió con el pie bajo la toalla el monederito.

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La maleta roja

La maleta roja del abuelo era imprevisible. Desaparecía en cada viaje y cada vez la encontraban en un destino más insospechado. El año pasado, cuando fuimos en avión a Mallorca, apareció en Cuba. Meses más tarde, cuando fuimos a Paris en tren, la maleta se fue a Málaga. Y este mismo verano, cuando cogimos el coche para ir a Valencia, la maleta decidió quedarse en casa. Dispuesto a resolver el misterio, decidí preguntarle a la abuela. Ella se rió al escucharme y solo me dijo “Hijo mío, tu abuelo siempre fue un inconformista”. En el siguiente viaje, vacié la maleta por completo y me metí dentro. “Creo que he salido al abuelo” escribí al llegar a mi desconcertante destino. Mis padres se debieron de quedar de piedra cuando, en su hotel de Tenerife, recibieron mi postal desde Bangkok






1 hablaron:

  1. No seais tímidos y hablad y compartid. ¿En serio que no os han gustado estos maravillosos micros? Lo siento, pero no me lo creo y si de verdad no os han gustado, me gustaría conocer el porqué. Venga os esperamos.

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