UNDÉCIMO RETO GENERAL


El undécimo reto general se ha saldado con un doble y maravilloso empate entre Sara a la cual pertenece este primer relato que aquí compartimos y Maat que firma el segundo que aparece en este post. En el reto se proponía usar el lema de algún anuncio o campaña publicitaria como hilo conductor. ¿Os interesa ver el resultado?
 
El tercer plato 


La mesa estaba tan bonita como cada año. El mantel rojo que mamá solo sacaba en las ocasiones  especiales de fondo. La cubertería de plata, la vajilla de porcelana, las servilletas de tela, las copas de cristal… abandonaban una vez más su vitrina para presidir la mesa durante las fiestas. Y allí, como siempre, la demoledora presencia del tercer plato.


El tercer plato era un invitado más a nuestras cenas navideñas desde que, quince años atrás, mi padre decidiera abandonarnos. Él nunca regresó, pero mi madre conservó la esperanza de que, algún día, la Navidad ablandaría su duro corazón y le traería de vuelta.


Cuando era más pequeño, solía tararear la melodía de aquel anuncio mentalmente antes de cada cena. “Vuelve, a casa vuelve por Navidad… que hoy es Nochebuena, vive la felicidad”. Era, más que un himno, una súplica. Se me hacía prácticamente imposible aguantar la mirada de mi madre, destrozada, mientras retiraba el tercer plato de la mesa y lo guardaba en la vitrina. La tercera copa de cristal solía llenarse de lágrimas que, aunque ella secara, yo seguía viendo brillar el resto del año.


Aquel año, a mis dieciocho recién cumplidos, el tercer plato regresó a nuestra rutina Navideña. Mi madre no podía ocultar su ilusión mientras doblaba, cuidadosamente, la servilleta de tela. Como cada año, con una esperanza inquebrantable, esperamos los treinta minutos de rigor. En mi casa se cenaba a las nueve y media habitualmente pero, en Nochebuena, nunca comenzábamos a comer antes de las diez.


Eran las diez menos cinco y la melodía se reproducía en mi cabeza sin censar. Los ojos de mi madre comenzaban a tornarse vidriosos y el tercer plato nos observaba desde la mesa, desafiante. Yo sabía que se avecinaba la tormenta y tenía preparada ya mi servilleta de tela para secar las lágrimas de mi madre.


Entonces sonó el timbre.


Al principio ninguno de los dos supo cómo reaccionar. Nos quedamos quietos, petrificados, incapaces de gesticular. Yo no paraba de pensar en cómo sería mi padre, dónde habría estado, qué habría hecho todos aquellos años… y, sobre todo, si sería capaz de perdonarle aquellos quince años de ausencia. Mi madre temblaba, aterrada ante la idea de ver su deseo cumplido. Luego se levantó y, como un autómata, se dirigió a la puerta.


No sé muy bien cómo explicar su rostro al descubrir que, tras el timbrazo, solo se escondían un grupo de tímidos muchachos pidiendo el aguinaldo. Una mezcla entre decepción y alivio que se me quedó clavada en las retinas.


Les dio unas monedas y cerró la puerta con llave. Después cogió el tercer plato y lo arrojó a la basura. No derramó ni una sola lágrima.

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Diario de una desafortunada

Noviembre

Día 13

“Zappeo” un rato y me canso de la televisión. Me cojo un libro y devoro 50 páginas sin casi respirar, que no tengo mucho tiempo para andarme con florituras. Redacto el informe para la empresa antes de irme a dormir. Me meto en la cama para escribir estas breves líneas. Sobre la tapa dura del diario escribo con letras mayúsculas “QUE LA SUERTE TE ACOMPAÑE”. Me hará falta. Mañana tengo que vender lo invendible a unos japoneses…

Día 14

He lleegrado .. las cinco .. a casss__________

Día 15

Menos mal que hoy es sábado. Los puñeteros japoneses se quedaron encantados con la porquería que les vendí. Me invitaron muy amablemente a cenar y luego a unas copas. A muchas copas. A tantas copas que no recuerdo por qué esta mañana (o mejor dicho, tarde) cuando he abierto el ojo, no llevaba puestas las bragas…

Día 16

El “Que la suerte te acompañe” que pinté en la tapa del diario se ríe de mi… Me ha tocado redactar otro informe porque, según mi jefe, “urge muuucho”. ¿Qué suerte si tengo que trabajar un domingo?

Día 20

¡Si! ¡Suerte! Esta vez me cojo puente

Día 23

¿Suerte? Obviamente no me acompaña cuando he tenido que salir pitando el 21 por la mañana en avión a una reunión importantísima para la presentación de un producto que no vamos a comprar en nuestro departamento ni locos… Me jodieron el puente

Día 25

Me he levantado fatal. ¡Qué asco! El puñetero sándwich de jamón york y queso ha salido zumbando del estómago a los diez minutos de haberlo comido. Releo “Que la suerte te acompañe”. Lo miro de reojo. Creo que se está riendo de mi otra vez la frasecita…

Día 27
Me voy a ir al médico. ¡Qué mal me encuentro! Y encima el jefe me dice que los japoneses tienen pensado volver a venir para terminar en persona los trámites y el papeleo. ¡Jou, jou, jou! Llegarán para el 20 de enero y se quedarán hasta el día de Navidad.

Diciembre

Día 3

He arrancado la tapa dura del diario. ¡Qué la zurzan! ¡Qué le zurzan a la suerte! El médico se ha reído sutilmente de mi cuando me ha enseñado la rallita rosa del “Predictor”. Fantástico. Creo que ya sé dónde me dejé las bragas… en el baño de la discoteca aquella después de hacérmelo con uno de los japoneses. Vaya regalito de Navidad me ha dejado el simpático nipón. Encima, el médico no ha tenido otra jocosa idea que restregar un décimo de lotería de Navidad que acababa de comprar esa misma mañana por mi vientre. Se supone que le tiene que traer suerte. Después de ver mi cara de póker, me dice el tío “¡Alégrate, mujer! Ya sabes lo que dice el anuncio… ‘que la suerte te acompañe’, y yo añado: a ti en tu embarazo, a mi en hacerme millonario”


4 hablaron:

  1. Hubo poca participación es cierto, pero os aseguro que la calidad de los textos que han ido saliendo en los diversos retos a lo largo de este tiempo es altísima. Un abrazo.

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  2. Me uno totalmente al comentario de Nuncajamás! Las fechas y circunstancias no voy a negar que obstaculizaron de alguna forma la participación pero no resta un ápice, es más lo aumenta, el compromiso y la calidad de los relatos de ambas.
    ¡Felicidades y enhorabuena Sara y Maat!

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  3. Bueno, yo espero que el foro se anime porque sería una pena que se perdiera una iniciativa tan buena.

    Gracias por hacerlo posible.

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  4. Carlos, Sara: no perdáis la fe. Nuncajamás saldrá adelante. Esto es sólo un pequeño bache. Besos.

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