Triple empate en el sexto reto de microrrelatos

Sara, bels y Maat han proclamado su buen hacer y han resultado ganadoras de este reto. Sí, señores, ha habido un triple empate. De momento coloco el texto de Sara para que vayáis haciendo boca. Saboread las palabras y emocionaos, pues eso es lo que nos pedía Esther entre las normas del reto.
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Marrakech
La plaza de Jma el Fna abraza el anochecer entre turistas que contemplan el espectáculo de sus gentes, embobados. Los encantadores de serpientes tocan su melodía mientras las mujeres, cubiertas con velos, dibujan flores de henna sobre la piel blanca de los europeos. 

Ella está sola, persiguiendo a los visitantes. Cambia pañuelos por dirhams. Tiene la mirada triste, adulta. Y es solo una niña, seis años quizás. Yo la observo, como quien ve una fotografía en blanco y negro. Tengo que ayudarla, tengo que salvarla... entonces la llamo. Ella viene corriendo, sin dudar. Me mira con sus enormes ojos negros. Tiene hambre, tiene miedo. Me acerco a uno de los puestos de comida. "Que coma lo que quiera" digo en inglés. Y ella pide, incrédula aún. Coca cola, patatas fritas, pescado... come con las manos sucias, con la boca abierta... y sonríe. Y su sonrisa parece iluminar la plaza.

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Bueno, poco a poco esto va tomando color. Aquí os va el maravilloso relato de bels. De momento no cuenta con blog, pero es perfectamente perdonable, está bastante liada en los últimos tiempos.


PARTICIÓN

Ridículamente me encontraba a punto de voltear en esa dirección, como todos los días esperando en la acera, el frío quemaba mi rostro y no importaba, sabía que en cuanto mis ojos encontraran su destino mi corazón se aceleraría y volvería a sentirme como una estupida colegiala, tal vez es lo que quiero-me dije internamente dándome una excusa para hacerlo- y lo hice; sus ojos de un verde oliva y tan grandes como para hundirme en ellos, captaron mi atención de inmediato convirtiéndose en el centro de mi universo por unos segundos, sonreí ante el rostro que no me observaba, por fin me miró como cada día, correspondiendo a nuestra silenciosa conversación, e igual que todos los días, las alas imaginarias sobresalieron en mi espalda emprendieron el vuelo y me llevaron tan alto que me costó respirar, como si la insignificante felicidad que ello ocasionaba implicara el dolor... dolor

¡Cariño! Escuché la voz a lo lejos -ah claro el dolor- con su mano sobre mi hombro desvié la mirada, se contrajeron las alas y caí, caí a la realidad de un cuerpo particionado; con los pies sobre la tierra, la cabeza en las nubes, mis ojos en el verde oliva, y mi mano sobre la de aquel que me llama cariño.

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Por fin tenemos aquí la historia de Maat.

Desesperación


El asfalto quemaba la piel. Traté de abrir los ojos a pesar de la pesadez que impedía realizar tal cometido. Parecía una broma macabra del destino. Con la vista desenfocada, intenté discernir el contorno de su cuerpo entre los hierros. El motor del coche zumbaba insaciable en mi oído, mientras los sonidos agudos de las sirenas que se aproximaban golpeaban dentro de mi cabeza como miles de martillos.

Entonces le vi, dentro del coche, inerte y colgando boca abajo por la fuerza de la gravedad, sujeto aún por el cinturón de seguridad. Me arrastré entre los cristales rotos y el olor de la gasolina desparramada en la carretera. Un hilo de sangre caía rítmicamente de entre sus labios, un hierro del coche le había sesgado los intestinos, que colgaban penosamente de la herida abierta. Quise meterlos de nuevo en su cuerpo, pero se escurrían entre mis dedos sin fuerzas.

Apenas cinco minutos atrás, la proposición había sido tan inesperada como feliz “¿Quieres casarte conmigo?” preguntó. Yo había ladeado la cabeza levemente, observando su mirada ansiosa. “Si” contesté, sin pensarlo. Entonces, solo fue un breve beso y perdió el control del coche.

- Hasta que la muerte nos separe- musité sobre su cadáver, contando los últimos latidos de mi corazón.

4 hablaron:

  1. No me malinterpretéis por favor. He colocado de momento sólo el texto de Sara, porque aún no he obtenido respuesta ni de Maat (está liada con lo del examen final), ni de bels. En cuanto me den su consentimiento cuelgo las historias junto a ésta en el mismo post. Un abrazo.

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  2. ¡Qué historia más chula! No me extraña que haya ganado. Sí, me emocionó :)

    Tiene su lado humano y te incita a ayudar. Es bonita esa sensación de saber que has ayudado a alguien y que todo fue gracias a ti. No me extraña que haya ganado.

    Y yo ya digo de paso, que si ganara algún reto, que ya sabéis que contáis con mi consentimiento, por si acaso, lo digo ya.

    Saluditos.

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  3. Cualquiera de las tres merecía ganar, Esther. Esperemos que Bels y Maat den el visto bueno (recuerdo que se trata de un tiple empate, para que pueda colgar aquí sus relatos; si no se pueden leer ya en el foro, por supuesto.

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  4. Claro que puedes poner mi micro! Cuando esté relacionado con el foro, no hace falta que me preguntes, Sechat.

    Un besote!

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